
La congénita o por transmisión vertical no se evidencia en bebés menores de tres meses, después comienzan a aparecer problemas de rinitis y se desarrollan lesiones en los huesos, particularmente tibia y articulaciones; en algunos casos hay afectaciones en paladar y tabique nasal.
Hoy ya no se considera una enfermedad aguda y mortal, ya que existen avances en prevención, diagnóstico y tratamiento que posibilitan su control con antibióticos en etapas tempranas, aunque no se logre revertir los daños. La complejidad de su manifestación nos lleva a cuestionar: ¿por qué sigue activa y en aumento?, ¿por qué ha perdido relevancia entre las personas?, y tal vez lo más grave, ¿por qué ha vuelto al mundo de lo privado, íntimo y secreto? La sífilis venérea adquirida y congénita siguen siendo un problema de salud pública y a nivel cultural se ha internalizado como un riesgo admisible para quien tiene vida sexual activa.
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